miércoles, 5 de junio de 2013

Tenía con ustedes una historia pendiente

Érase una vez un miércoles de hace ya un mes. Béjar. Salamanca. Castilla y León. España. Banco Santander. Merkel. Fondo Monetario Internacional. 

La chavalada, eufórica y argumentando su baza (sobre dos ruedas en general) basándose en una vorágine de complejos algoritmos matemáticos y en historias de su primo Marcial, que una vez cogió un bidón de agua que tiró un ciclista

; se disponía a lanzarse al monte, en dirección a Peña Negra, dispuestos a cerrarle la boca a mi primo el abrechapas. Itinerario libre y permitido morder y amenazar con el puño en alto, rollo italiano resentido.

Habían acudido con sus mejores galas y sus mejores corceles a la llamada del "A ver quién la tiene más grande", 15 de los más afamados mountainbaikers de la zona (algún otro que lea esto se sentirá insultado. Haber venido) contra 8 corredores (Bueno, seamos sinceros, 2 corredores, 4 paseantes y 2 jovenzuelos de 15 años con unos huevos que ni el caballo de Espartero).


Pues nada, ocho menos cuarto y cruce del Castañar, allí ni jueces, ni patrocinadores, ni tan siquiera un par de viejetes asombrados. Algún ingeniero decidió que el semáforo peatonal haría de juez pistolero. Tras convencer a algunos que sería en el cambio rojo/verde y no verde/rojo cuando empezara la faena,y sin ser muy estrictos, comenzó la que vuestros tataranietos conocerán en su segundo centenario de celebración como la Libre Interdisciplinaria a Peña Negra (Iván no me coge el teléfono para variar así que acabo de dictar sentencia con el nombre).


Los ciclistas habían calculado por los datos del Instituto Geográfico de Peñacaballera y las recomendaciones de su primo Marcial que su mejor opción era la ruta rodeos al Castañar - carretera a Llano Alto- pista forestal a Peña Negra. Por lo que enfilaron rumbo 260º Oeste (Aproximado, que tengo la brújula empeñada) hacia las rampas empedradas, mientras que Alfredo, Manu y sus lacayos entre los que nos encontramos, arrancábamos montados en zapatillas de colorines por el Arca de La Madre Que la Parió, consiguiendo una línea recta y dos infartos entre Béjar y Llano Alto, siguiendo por el camino de los registros y enlazando con la ruta de los ciclistas los dos últimos kilómetros.


El espectáculo de vigilancia, control y preferencias de paso por Los Rodeos, fue sencillamente increíble, siendo honestos, los primeros ciclistas subieron como extraterrestres, dejándose la riñonada y yendo a la par de los que corríamos en linea recta. En Llano alto, ¡Sorpresa! teníamos espectadores y nos daban referencias de qué había pasado con las bicis en ese tramo. Ganaban por poco los dos primeros corredores, pero todos sabíamos que el siguiente tramo, era de las bicis, por lo que la apuesta estaba más vigente que nunca. En el enlace, seguía a una bici, iba lento y empezaba a no poder seguir a Iván el pequeño (de esta mala bestia de quince años, hablaré después). En mi media vaya. Calculo que aún quedaban bicis tras de mí, por otra parte ví bien al Abrechapas y confíaba profundamente en que Alfredo y Manu estuviesen haciendo tragar arena en las rampas más duras de Peña Negra a los pedaleros. Muy intrigado con que pasaba ahí delante. Por suerte, algunos amigos se olían donde sería el juicio final y lo grabaron, en cuánto los tenga a mano, os los pongo y así os puedo bombardear con el enlace a esta entrada.


Al final...ganó Alfredo. ¡32 minutos! después llegó a los manillares David. Manu fue tercero, dejando alto el listón, haciendo un tiempo increíble y al sprint contra la bici. Samuel llegaría sobre ruedas segundos después. Hay que reconocer que tener a estos dos animalitos entre las filas de los corredores fue un As en la manga, pues al abrechapas le pasaron ocho bicis, y habría perdido la apuesta.


Conclusión, desde Béjar, se puede llegar antes corriendo a Peña Negra que en bicicleta.


Aquí los de las zapas, se les ve un espíritu aventurero que ni al coronel Tapioca:




Cuesta abajo, no había nada que hacer (yo lo discuto en el tramo Llano Alto-Béjar) pero tuvieron la decencia deportiva de tomarse un isotónico de malta con los antirruedas a la bajada:





Como podéis ver, la apuesta no era ninguna tontería, y volveremos a rememorarlo, esta vez con carteles y todo, en modo profesional, así que ya podéis poneros a darle a las zapas, a los pedales, o al patinete si hace falta. Está la opción de ver la tele, o la de ver en directo escenas de película:





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¡¡No importa el cómo, pero haz de cada día algo impresionante!!


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