miércoles, 30 de enero de 2013

Ampliando el tacto, 26-1-2013

Desde el "Creo que voy a conseguir unos esquís de travesía" hasta el "Esto es una pasada" han pasado diez días.

Corrían los maravillosos días diez, de enero de 2013 cuando las primeras nieves se incrustaron en el hipotálamo del amigo Iván, y decidió que era el momento de ampliar más aún su tacto con la montaña.

Estar desparramado por este mundo de rocas, nieves y barros, le permite a uno estas velocidades, y el viernes ya tenía unos esquís y unas fijaciones mixtas en su poder. Tengo que reconocer que nunca me convenció su coletilla gitana y en un principio pensé que vendría de atracar el contenedor de reciclaje del Decathlon, aunque ha resultado que era todo bastante legal y de mutuo acuerdo. Tras hacerse con unas botas y yo convencerle de que se dejara unos duros en unas buenas pieles de foca, tenía el equipo completo.

Daban casi las diez de la noche del viernes cuando me llamó para preguntarme si le podía echar una mano con el tinglao, a los diez minutos, pone su coche tras el mío, deja a su casi abuela de copiloto y en medio de la entrada de un garaje, alumbrados por las luces lejanas de una gasolinera y toda la potencia lumínica de un Citroen Saxo, me tira en el suelo toda la metralla conseguida gracias a cafés, abrazos y unos pocos euros.

¿Cómo va ésto? - me dice el notas. -Únemelo. Y ahí me ví yo, con mi costumbre de dedicarle tiempo y taller a estos menesteres con diez minutos para dejar solucionao (para los de Cantagallo) el tema. El hecho de que un coche tuviese que entrar con prisa y casi perdiésemos la mitad del material al recogerlo de cualquier manera y quitar los coches, lo obviaremos, para no parecer que tenemos el mismo cociente intelectual que una patata frita.

En diez minutos dejamos todo preparao, y le encargamos a la copiloto, que ante la falta de un remache, le colocara los enganches de las focas a golpe de aguja y cordel, -¡Que no te dé miedo de que quede feo con tal de que no se vaya! ¿Eh? Y claro, decirle eso a una señora que probablemente parta nueces con la mano, y que lleva cosiendo media vida implica que al rato, mi colega recibiese entre sus piezas la Unión Soviética a base de hilo gordo.

Pues ale, venga, a lo que vamos. Que nos subimos a travesear un poco.

El agua después del temporal de nieve la ha liado parda, no es ya la nieve que ha quitado, es que la que ha dejado sirve para hacer encimeras de cocina. Puro mármol bejarano. Pero bueno, para arriba que nos fuimos, entre risas y solazo, acompañados por un grande del tema y con mi cara de flipar a tope después de ver aquí, al compi, aparecer en mallas cortas para subir y bajar entre la nieve y el hielo

Y creo que el pedazo de cacho de trozo de camarero esquiador, se podría marcar un relato de lo que le pareció el tema y mientras yo, os dejo unas fotos de lo que dió de sí el día.

Si no escribimos es porque no hemos parado, a estas horas, yo ando en reposo por un tema sin importancia y mi primo el coleta, colgado en las alturas con los gatos puestos, que aún le gustan más que los esquises. Esta entrada viene con retraso, como los hijos de nuestras madres. Hemos tenido esquí nocturno, trail por la comarca y escalada desde el entonces, ya os contaremos algo.

Las fotos, ahí  van:

El día amanecía tal que así, apetecible cuanto menos, aunque la sierra tenía un brillo que rápidamente te daba a entender que el hielo andaría presente:



Una subida por la Cardosa:


Disfrutando del sol en un canchal con unas formas heladas muy raras


Mirando hacia la serrota, un día espectacular:


El que escribe esperando la caña que había pedido:



 Los del pueblo, esperando a que pastara el rebaño:



y cuarenta horas después, con nocturnidad y alevosía, desde casi el mismo sitio, amando a la luna llena:



Es un placer, como siempre. 

Unos abrazos.


Podéis elegir una puntuación abajo a la izquierda. 

Si votáis, salvaréis a una salamandra


Salud y nieve.


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