lunes, 14 de enero de 2013

Mente y situación. 14 de Enero.

Me voy a poner serio, aunque con anécdota real previa.

Me acaban de llamar a casa, descuelgo, y ocurre lo siguiente:

-Soy Mateo el de Hervás, ¿Hay hueco para matar ciento cuarenta cochinos para sacarlos el viernes?

Y ahí estaba yo, al otro lado de la línea, maquinando una respuesta. ¿Cómo le digo al Mateo éste que el número al que llama ya no es el del Matadero? Mi neurona (que por cierto se llama Ventisca, ya que solo tengo una que tenga un nombre guapo) y mi caridad humana no podía saltar con un "Caballero, se ha confundido".

-Dame un minuto Mateo-. Le digo. 

 Así que ahí estaba yo, con el boli en la oreja, que Mateo me había pillado estudiando y mi pijama de Barrio Sésamo, dilucidando en cómo podría yo matarle a este hombre ciento cuarenta cochinos antes del viernes. Y no os lo querréis creer, pero se os pueden ocurrir muchas idioteces intentado darle respuesta al problema. Cuando Ventisca dejó de maquinar, decidí que en un complejo agropecuario de 90m2 de tarima flotante, con siete cuchillos sin afilar,  una tabla de cortar en la que se me sale una gallina cuando la preparo para cocido, y mi puto pijama de Barrio Sésamo, no estoy yo en condiciones de darle buenas noticias a Mateo.

-Mateo, lo de los cerdos, que imposible, acabo de pasar la aspiradora y no creo yo que se llamen cochinos por ducharse a diario. Además, mi padre tiene la cochera llena de trastos y no me caben todos, pero mire a ver si llamando al matadero le pueden hacer a usted el genocidio sin mayor problema. Disculpe la espera y que tenga suerte.

Y cuando pensaba que oiría colgar su teléfono, Mateo vuelve a hablar, -Que si no se puede pa este viernes, los aguanto hasta el lunes o el martes, ¿eh?- me suelta. ¿Qué hago yo? ¿Le invito a una caña y le cuento que de matarife tengo lo que Heidi? Me rendí, -Mateo, no es aquí el matadero, se ha confundido usté de teléfono. Y le dije usté, y creo que por eso me ha entendido y ha colgado.

Después de esto lo lógico habría sido volver al estudio, pero que te llame Mateo, no ocurre todos los días, y tenía material pendiente que meterle al Blog este al que me tiene encadenado el colega Iván.

A lo que íbamos.

No hemos hecho los deberes estos días, líos de faldas y de exámenes, somos gente responsable y un poco ridícula, pero responsable.

El miércoles fue un día de locos, mucho trajín, y pese a que el martes dijimos -¿Mañana tiramos al Cancho la Muela a última hora?- después de todo el día exprimiendo neuronas, lo hicimos (No, esta frase no tiene ningún sentido sintáctico, soy imbécil). Así que antes de las ocho de la tarde, salimos de la biblioteca y unos minutos después enfilábamos la subida de Su Puta Madre, (lo del Arca Madre es un anglicismo) dirección Llano Alto. Arriba las nubes casi estaban ya a ras de suelo y un aguanieve mojabobos nos acompañaría el resto del camino. A Iván los llanos no le gustan, es un subidor nato, dice que ha sacado esa conclusión después de que le adelantara un ganadero en zapatillas de estar en casa que iba comiendo pipas el otro día.

 Eso unido a que la ruta incluía un par de kilómetros de carretera, que yo opino que están hechas para los coches, hicieron que fuéramos con la mueca torcida hasta encarar la ladera norte del Cancho. La conversación versaba sobre temas interesantísimos e importantes, que ahora mismo no recuerdo pero Iván dijo algo así como: "Esto es para grabarlo y subirlo al Blog, somos retrasaos mentales" (Según la Real Academia de Cantagallo de la Lengua, La R.A.KÍKIRIKÍ, los participios terminan en -ao, -ío, "has cantáo","has comío", lo comento como aclaración)

La subida al Cancho entre las nubes se hizo llevadera, aunque descubriendo que llevar un frontal de LED con semejante niebla, implica prácticamente el uso de gafas de sol. Arriba al llanear, nos desorientamos un poco e Iván decidió perdonar 200 metros de llaneo hasta la cumbre porque el mareo nos empezaba a afectar por la niebla, llevábamos hora y media corriendo y había que bajar, nuestros jetos los demuestran:



Iván, antes que abrechapas, era el fotógrafo de los cazafantasmas y de ahí mi aparición mariana entre lo negro.


La bajada del cancho la hicimos por el cortafuegos nuevo, son dos kilómetros de pendiente rondando el 20% de tierra muy blanda donde te hundes bastante, luego de nuevo a la carretera y de ahí vuelta a Llano Alto, donde comenzó mi particular calvario de calambrazos en el llaneo, que por suerte cesaron y pudimos bajar a ""buen ritmo"".

Por aquí queda la ruta, a la que la falta la subida Béjar-Llano Alto por un fallo del Endomondodemonio éste:


Creo que duplicaré entrada para no daros tanto el tostón en ésta.

Salud y Montaña!

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