viernes, 12 de abril de 2013

Renovando el aire, con olor a queso.

Dice aquí el ingeniero de limones que él hace una preentrada a un entradón, no creo que se refiera a éste. 

La verdad es que ahora mismo escribo por no tener muchas ganas de ponerme a mis obligaciones. Desde un ordenador de uso compartido, y haciendo carambolas para poder meter en esta entrada alguna que otra fotillo; retomo la tarea, placentera, que narices, de los dires y diretes de un trozo de carne bejarana.




 Un saco de sangre que pretende divertirse entre ríos y montañas y que intentará remitirse a ésto, aunque lo que más le apetezca sea despotricar sobre los hijos de la gran puta, de cara y habla amables, que pretenden hacernos creer que somos todos gilipollas. Pero no me merecen más que estas dos líneas.

A lo que iba, la semana santa (yo en minúsculas que no va mucho conmigo, discúlpenme), consistió en llover.

Si te preguntan: ¿Oye y qué tal...? -Agua. ¿Te acuerdas de aquella semana...? -Agua. Agua. Agua. Agua.

 Lo de Noé un mojabobos.


Peeero, como tengo cierta tendencia a los días buenos, me fuí de viaje a tierras gabachas, hacia los Altos Pirineos, rodeado de muy buena gente y de muy buenos frikis. Si a estas alturas queréis aventuras os recomiendo el blog del maestro dieciochoañero que sabe esquiar y tiene lío para que boqueéis como las carpas del estanque del retiro. Que yo me retiro viendo al animalito éste.

Así que como iba a ir para allá, compre en el Fresas un pack de cinco días de buen tiempo y tuve un viaje bastante guay. Desgracias a parte y salvo un ratito de lluvia, tuvimos una ingente cantidad de nieve pescadería, muy disfrutona en altura.

Posteriormente activé el combo de nevadas primaverales y el sábado despejo con un polvazo de espanto. El problema de ir con amigos en estas ocasiones es, que en estas ocasiones, no hay amigos. 


Aquí os dejo unas fotillos:

Engaly!: Dieguete a los mandos de la banana, últimamente nos juntamos con cualquiera (Atención a la cara Sur de casi todos los valles, arrasadas avalancha a avalancha, hablaremos de ellas en próximos números, cuando me atreva):

Y es que nos hay malas nieves, sino malos snowboarders (Diego en la esquina):

  Aquí servidor en la parte alta del valle, este fué el peor día de todos, asi que no nos quejaremos:


Volviendo a la zona habitada, la foto sin trucos que algunos habéis visto filtrada, tremendo atardecer:


Yyyyy como es viernes Santo, nos vamos a St Lary, y sus afueras son tal que así a primera horita (aludes van, aludes vienen y si por el camino no nos entretienen, mucho mejor):

   El monte perdido se pierde entre nubes:

Como Alvarito no se nos uniría hasta al día siguiente, coincidiendo con la gran quedada de Nevasport de donde somos conocidos, por los valles de Soulan tuve que seguir con los surferos estos de colorines, aunque con la clase que tienen da gusto. Aquí la amiga Helena, a por nata: 


Detrás de nuevo Dieguete, con sus pintas de payaso Micolor, metiendo cadera:

Y con este espectáculo visual en la retina, nos despedimos del Soulan

Por la tarde cogemos carretera alejándonos del cordón central del Pirineo, y nos dirigimos a la quedada, al valle de Louron, a esquiar como reyes en la muuuuy recomendable estación de Peyragudes, que nos recibía con Sol, frío y polvazo, ya con el resto de la tropa:



Atención al suelo, la montaña desgarrada, avisa de lo que hay. Aludes de fusión originamos a punta pala, y las grietas avisan, que no estamos exentos de los de placa:


 Helena limando:
Álvaro tiró buscando el risco, y para allá que fuimos, a liarnos la manta a la cabeza, quizá añada alguna foto del momento, riscos que véis pa abajo. Inseguible, el colega.  

Y ahora, me pongo de rodillas y le hago reverencias al padre, a la madre y todos sus abuelos, y es que María, si con su edad clava el estilo pala tras pala, que hará en unos añitos. No lo quiero ni pensar, foto doble, la que aparece en el diccionario al buscar la palabra clase: 



Un viaje excepcional, que me llena el alma y las pilas. No quiero mezclar las historias, asi que este fin de semana comentaré todos los aspectos relacionados con las carreras y el magnesio, que las obligaciones me llaman y llevo dándoos la vara hora y media.


No puedo irme sin mencionar una frase de un señor muy apreciado por el que escribe, y que le llena bastante en esta vida, y que por desgracia, nos ha abandonado:

"El tiempo no es oro; el tiempo es vida".

Hasta siempre José.








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